jueves, 23 de abril de 2015

DÍA DEL LIBRO



Día del libro, 23 de abril

La celebración del día del libro se remonta a principios de siglo. La historia del libro se hace festiva y surgen actividades literarias en toda España. Hoy, el día 23 de Abril se celebra en todo el mundo, el día del libro internacional.
El Origen del día del libro se remonta a 1926. El 23 de abril de 1616 fallecían Cervantes y Shakespeare. También en un 23 de abril nacieron – o murieron – otros escritores eminentes como Maurice Druon, K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla o Manuel Mejía Vallejo. Por este motivo, esta fecha tan simbólica para la literatura universal fue la escogida por la Conferencia General de la UNESCO para rendir un homenaje mundial al libro y sus autores, y alentar a todos, en particular a los más jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y respetar la irreemplazable contribución de los creadores al progreso social y cultural.
La idea original de la celebración del Día del Libro partió de Cataluña, del escritor valenciano Vicente Clavel Andrés, proponiéndola a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona en 1923 y aprobada por el rey Alfonso XIII de España en 1926. El 7 de Octubre de 1926 fue el primer Día del Libro, poco después, en 1930, se instaura definitivamente la fecha del 23 de abril como Día del Libro, donde este día coincide con Sant Jordi - San Jorge, patrón de Alemania, Aragón, Bulgaria, Cataluña, Etiopía, Georgia, Grecia, Inglaterra, Líbano, Lituania, Países Bajos, Portugal, Eslovenia y México, y es tradicional que los enamorados y personas queridas se intercambien una rosa y un libro.
En 1995 el día del libro se convierte en una FIESTA MUNDIAL. El Día del Libro fue propuesto por la Unión Internacional de Editores (UTE), y presentada por el gobierno español a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). En 1995, se aprobó proclamar el 23 de abril de cada año el "Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor".
 

“Decimos: la gente no lee. Pero no paramos, mientes en que un lector, sobre todo un buen lector, debe ser formado. El libro, con mayor razón que los perfumes y los confites, debe ser difundido, haciéndolo portavoz de nuestros sentimientos, de nuestro espíritu en los gratos obsequios que realizamos. Sólo nos aficionamos, só1o nos dejamos cautivar por las cosas gratas que conocemos, y el libro pasa muchas veces como un desconocido o como cosa ingrata y fastidiosa mercancía. La gente ignora los maravillosos tesoros que los libros encierran, los alucinantes paisajes que por sus páginas despliegan sus matices capaces de conquistar a los buscadores de ocultas y lejanas maravillas. Por eso, las ferias del libro abren la puerta de entrada para un contacto más estrecho con el libro. A tal iniciativa deben seguir otras, como la difusión de bibliotecas infantiles y escolares...”

Luis Beltrán Prieto Figueroa. La Magia de los Libros

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